viernes, 11 de marzo de 2011

Lo que el ‘gaze’ turista no huele: hacia una composición y realidad de las comunidades.

Como hemos visto con los trabajos de Yare, Fior y Kim, en la ciudad de Progreso es importante estudiar el vinculo fuerte que existe entre el desarrollo histórico y el desarrollo económico. Obviamente, se ha destacado un ‘boom’ económico muy fuerte en torno a la pesca y el turismo. Y mientras es importante subrayar el papel fundamental que juegan ciertos momentos históricos en torno al ‘boom’ económico y el crecimiento de la población, me interesa más ver como la sociedad en Progreso se ha dividido históricamente y en la actualidad.

Desde luego, su fundación en 1871 marca el primer momento importante en cuanto al desarrollo social. Si vemos a Progreso desde una satélite de Google “Earth” podemos ver como forma un tipo de cinto a lo largo de la costa, aproximadamente unos 12 kilómetros de oriente a poniente e un kilómetro y medio de Norte a Sur:



El crecimiento de la población comienza en el Centro y se extiende hacia el oriente y poniente. Desde los finales del siglo XIX hasta aproximadamente los años 1940’s hay un gran crecimiento hacia el oriente por parte de los “acauladados” Meridanos en sus casas de verano. Inclusive hasta llegan Árabes y Libaneses de Mérida a la zona Norte del Oriente. Sin embargo, a partir de los años 40’s, 50’s y especialmente en los 1960’s, hay un flujo migratorio muy fuerte hacia el poniente y en especial hacia el Sur del centro compuesto por personas que venían de diferentes partes de México. ¿Pero por qué se da tal ola de migración?

Primero que todo, es importante mencionar que Progreso básicamente fue construido en cima de unos humedales o pantanos. Es decir, lo que hoy forma parte de los diferentes barrios o “colonias” ya estén en el centro, oriente o poniente, antes era esencialmente un pantano. Por lo tanto, para poder construir una ciudad en cima de estos humedales, se necesitaron traer a lo que los locales les llaman las famosas “dragas” (tractores de excavación – empresa constructora):



(Aun se puede ver vegetación de pantano en las calles entre las casas):



Y es por esta misma razón que empiezan a llegar cientos de familias de diferentes partes de la República a buscar trabajo. Dicho esto, no es hasta la inauguración del “Puerto de Abrigo Yucalpetén” en 1968 donde realmente estalla el flujo migratorio:



Este Puerto, el cual se fundamentaba en la industria pesquera, hace que empiecen a llegar familias de partes como Guerrero, Veracruz, el Distrito Federal y Oaxaca. Al principio, estas familias se empezaron a instalar en la parte Sur del Centro de Progreso, pero a como fue pasando el tiempo se van mas hacia el poniente y así mas cerca de los trabajos del puerto. Como vienen de afuera y como ya habían familias “veraniegas” instaladas cerca de la playa, estas familias se ven desde un principio marginadas y tienen que instalarse mayoritariamente en lo que básicamente forma la zona del pantano (o sea, lejos de la playa).

Entre las primeras colonias que se nombran están: Francisco Madero o la colonia “huacha”, la Benito Juárez, la Revolución, la Canul Reyes y la Juan Montalvo. Algunas de las mas recientes son: la Vicente Guerrero o la “bondoj”, la Yucalpetén, y la Nueva Yucalpetén. Históricamente y en la actualidad, las colonias que mas marginadas se han visto son la Benito Juárez y la Francisco Madero que forman parte del Sur-Centro o la Vicente Guerrero que forma parte del Sur-Poniente. Estas comunidades están al borde con el pantano y sufren de un fuerte olor a huevo podrido a causa del pantano que raramente se mantiene limpio, mientras que las comunidades mas al Norte (ya sea Centro, Oriente o Poniente) disfrutan del fresco viento del mar y las delicias del turismo.

Casa en el Sur-Oriente:



Casa en el Norte-Oriente:



En fin, viendo un poco mas allá de lo que es un “gaze” turista y los diferentes contrastes visuales que se pueden dar, un viaje a Progreso y su composición social también promete chocar al visitante con fuertes disparidades olfatorias. Pues como lo he mencionado, si uno bien disfruta de los olores a Pescado frito y a la fresca brisa del mar en el cinto Norte de Progreso; basta solo con viajar cinco o diez cuadras (dependiendo del Oriente, Centro o Poniente) hacia el Sur para poder oler a basura quemada y huevo podrido. No obstante, no nos debemos olvidar que los extranjeros que son dueños de propiedades de verano no son los únicos ricos de Progreso, ya que también existen historias de triunfo migratorio que se han ganado la vida y su casita junto al mar a través de la industria de la pesca y las ganancias que han generado en toda una vida. Como me lo dijo el director del centro de cultura de Progreso: “Un pescador de Veracruz hace 50 años tenía que vivir en una casita de cartón y pues ahora sus hijos y nietos pueden disfrutar de una casa frente al mar.” Las realidades de Progreso y sus contrastes son fuertes, si. Pero es una ciudad fundada por migraciones obreras que buscaban trabajo y una mejor vida, y que de alguna manera u otra encontraron por lo menos una de las dos.

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